¿Por qué soy emprendedor online?

“Tú estudia y consigue un buen trabajo, que si no, te veo viviendo debajo un puente”

Esto es lo que me decía mi padre en mi época estudiantil.
¿A ti también te lo han dicho?

Probablemente sí, porque ese mantra lo tenemos muy interiorizado en la sociedad española.

Y yo, que soy de la generación en la que opositar y ser funcionario era un clásico en el “top 10 de cosas que conseguir en la vida”, lo he escuchado hasta la saciedad.

Al pasar los años y conforme me acercaba al momento de decidir “qué quería ser de mayor” me atacaba el pánico.

¡No tenía ni idea! ¿Abogado? ¿médico? ¿bombero? ¿funcionario?

¡No, por favor!

Mi vocación –si es que la tenía– no iba por ahí.

Yo estaba con mis cosas de adolescente, mi música, mis cómics…

Sí que había algo en lo que yo destacaba: me pasaba tardes enteras dibujando. Eso sí que me gustaba y mis buenas notas en la asignatura de dibujo lo reflejaban.

Desafortunadamente mis padres no entendían bien cómo podía ganarme la vida dibujando.

Claro; conceptos como ilustrador, diseñador, publicista… eran como “cuentos chinos” para ellos.

A pesar de todo, al ser una actividad persistente en mi vida, decidí estudiar diseño gráfico “asistido por ordenador” (en 1994 los ordenadores personales ya empezaban a ser populares y la coletilla “por ordenador” se utilizaba mucho).

Trabajar y aprender

Así que justo al terminar empecé a trabajar en una imprentita con un contrato de aprendizaje (cobraba en pesetas el equivalente a unos 500€).

En poco más de 2 años acabó el contrato y justo en ese momento me propusieron un contrato ganando el doble, en una imprenta a 3 manzanas de mi casa ¡yeah!

Fuí acumulando años allí ¡dieciséis en total!

Me casé y me trasladé a Elche –a unos 27 kilómetros de Alicante– y cuando tuve ocasión cambié de trabajo.

La verdad es que ya necesitaba cambiar.

Una imprenta más grande, mayor sueldo… Pero no fue un acierto.

De repente me vi haciendo tareas repetitivas, corrigiendo trabajos de otros y aburriéndome como una ostra.

Tenía que cambiar eso.

No quiero ponerme trascendental, pero ¿has pensado para qué has venido al mundo? ¿qué tenemos que hacer para tener una vida plena?

El camino para sentirse realizado

Si buscas en Google la “Pirámide de Maslow” –que resume la teoría de motivación humana de Abraham Maslow– verás que en la cúspide de la pirámide está la autorrealización; alcanzar el éxito personal.

Según la teoría, conforme vamos cubriendo las necesidades más básicas (que estarían en la base de la pirámide) desarrollamos necesidades y deseos más elevados.

Entonces, una vez que podemos respirar, alimentarnos, descansar… (1er nivel) intentaremos conseguir seguridad física, de empleo, salud… (2º nivel)

A partir de aquí siguen el 3er y 4º nivel: las necesidades sociales (amistad, afecto, intimidad…) y de reconocimiento (confianza, respeto, éxito…) antes de llegar al 5º y último nivel: la necesidad de autorrealizarte.

Pues bien, he llegado a la conclusión de que ayudar a emprendedores a sumar valor a sus productos y negocios, utilizando mi experiencia en diseño y marketing adquirida a lo largo de estos años, es mi camino para ganar su respeto y tener éxito.

Me di cuenta de que esto no lo iba a conseguir trabajando para otra persona.

Decidí darme la oportunidad y andar el camino del emprendimiento pese al panorama que nos pintan a los autónomos.

Solo tenemos esta vida y si no la vivimos por nuestros intereses y sueños, cuando lleguemos al final nos arrepentiremos de no haberlo intentado al menos.

¡Salud y suerte!