A rasgos generales, aún siento que estamos por detrás de otros países europeos. Ya no en cuanto a calidad técnica y creatividad –en España hay muy buenos profesionales de diseño gráfico y referentes internacionales del sector–, sino en cómo se valora y se aplica en las empresas.
La accesibilidad a computadoras y software para diseñar y la extensa información (y desinformación) que nos ofrece Internet han propiciado un fuerte intrusismo en la profesión.
Este ha sido el motivo de mayor peso por el cual encontramos una gran cantidad de jóvenes diseñadores generalistas, con tarifas tan ridículamente bajas –tanto como su nivel de experiencia– que confunden a algunos clientes, a menudo sin conocimientos sobre la materia.
Además, en España tenemos un plan formativo bastante alejado de la realidad laboral. Muchos de los profesores de la materia no ejercen como diseñadores o no han diseñado nunca.
La oferta de formación reglada especializada es escasa o nula para algunas disciplinas del diseño. No obstante, existen opciones de formación online para la mayoría de las ramas.
Pero en mi opinión, es la curiosidad y las ganas de aprender y experimentar de un alumno lo que le impulsará hacia adelante, y no tanto su titulación.
Impresión y diseño, todo incluído
Una gran parte de las empresas de este país dedicadas al servicio de impresión tienen un departamento dedicado a preparar los diseños que traen los clientes, para que se impriman correctamente.
Esto se conoce como pre-impresión o arte final.
Sin embargo, es una práctica común ofrecer el servicio de diseño gráfico dentro del precio de la impresión.
Lo cierto es que esto contribuye a difundir la idea de que el trabajo del diseñador gráfico no vale nada, o muy poco.
Y esto se agrava si le sumamos la idea absurda de que el ordenador hace casi todo el trabajo apretando un par de teclas.
¿No sería lógico y conveniente presupuestar el trabajo de diseño separado del trabajo de impresión? Al fin y al cabo la persona que ocupa ese puesto cobra un sueldo, y este debería salir de su propio trabajo, y no del trabajo del impresor.
Afortunadamente han ido apareciendo nuevos trabajos relacionados con el diseño gráfico, que están desvinculados de la impresión: diseño web, UI/UX, videojuegos, motion graphics…
Para estas últimas la demanda de trabajos va aumentando progresivamente.